Eros, siempre Eros
Publicado el 12 noviembre 2010
Archivado en Carlos Roque Sánchez | 1 comentario
Y es esa convivencia la que nos evidencia que a veces, el amor, tan pronto como viene se va. Que suele llegar apabullando, sí, pero que, también, se va aullando.
Porque el amor es fe y no ciencia. Bien nos los dice nuestro Francisco de Quevedo:
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado
O sea que al final, somos imbuidos y engullidos por él. Y terminamos pasando de los excesos a los defectos, sin solución de continuidad, para terminar en la nada.
Tal vez porque sobrevaloremos el objeto en el cual depositamos la libido. Quizás por eso, no debamos confiar jamás en el amor. Lo dice un refrán judío: Quiéreme poco, pero mucho tiempo.
También el poeta pesimista: “Enamórate de alguien que te ame. No te enamores del amor, enamórate de alguien que esté enamorado de ti”.
Pesimismo o realismo. Arte, ciencia o creencia. No lo sé. Pero ámame, por amor. Realista Eros.
Comentarios
Una respuesta para “Eros, siempre Eros”
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[…] Me refiero, claro está, a la convivencia diaria. No olvidemos que el amor no es sólo un sentimiento. También es un arte. […]